La chicharrita del maíz (Dalbulus maidis) se ha convertido en un problema de gran relevancia en la agricultura latinoamericana, afectando la productividad del maíz y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria en diversas regiones. De acuerdo con un artículo publicado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el impacto de esta plaga se ha intensificado en países como Colombia, particularmente en zonas como el Valle del Cauca, Tolima y Córdoba.

Un vector de enfermedades con impacto en la producción

Según lo reportado por CIMMYT, este insecto actúa como vector de enfermedades que afectan directamente la salud del cultivo. La chicharrita del maíz transmite dos bacterias (Spiroplasma kunkelii y Candidatus Phytoplasma asteris) y el virus del Rayado Fino del Maíz (MRFV), los cuales en conjunto causan el complejo del achaparramiento del maíz. Esta enfermedad genera deformaciones en las plantas, enanismo severo y reducción del rendimiento, impactando la economía de los productores y la estabilidad de los sistemas agroalimentarios.

Cambio climático y expansión de la plaga

El artículo de CIMMYT señala que la variabilidad climática está exacerbando la presencia de la chicharrita en nuevas zonas productoras de maíz. El incremento de temperaturas y las alteraciones en los regímenes de lluvia favorecen la proliferación del insecto, lo que obliga a implementar estrategias de control más efectivas para mitigar su impacto.

Estrategias para un manejo sustentable

Con el fin de hacer frente a esta problemática, el CIMMYT, junto con la Alianza de Bioversity & CIAT, Fenalce y Agrosavia, desde el proyecto Colombia Agroalimentaria Sostenible buscan fortalecer las capacidades de los productores y técnicos en el manejo de la plaga, promoviendo el monitoreo temprano y la aplicación de estrategias de manejo integrado para controlar la chicharrita del maíz de manera efectiva.

Desde finales de 2024, este proyecto ha llevado a cabo capacitaciones con agricultores, técnicos y otros actores clave, fomentando la adopción de prácticas que permitan mitigar la propagación de la plaga y reducir su impacto en los cultivos. Una de las estrategias recomendadas es la diversificación de cultivos, la cual disminuye la presión de plagas y fortalece la resiliencia de los sistemas agrícolas.

Este esfuerzo no solo busca mitigar los efectos de la chicharrita del maíz en Colombia, sino que también forma parte de una estrategia global para garantizar la sustentabilidad del cultivo de maíz en la región. La colaboración entre instituciones, investigadores y agricultores es clave para enfrentar los retos del cambio climático y asegurar la seguridad alimentaria en el futuro.

Nota: Para conocer la fuente original de la información, puede consultar el artículo completo en el siguiente enlace: Artículo CIMMYT.